Qué podrá quedar por decir sobre la reelección presidencial en Colombia?.
Numerosos argumentos se esgrimieron a favor y en contra de la reforma constitucional que permiten la reelección presidencial en Colombia, unos jurídicos, otros políticos, y el plus los nacidos en lo viseral de la defensa o del ataque.
Álvaro Uribe, fue señalado presidente por las FARC –como? mediante el enorme error que fue el fracaso de las negociaciones políticas de paz, en el gobierno anterior-, los colombianos ingenuamente en una acción que refleja su inmadures política, votaron por el señalado – votado por algo más del 50% del poco menos del 25% de censo electoral de ese entones-, respondieron a la demagogia, al miedo, y al caudillismo. Durante éste gobierno, el manejo diestro de un discurso del terror y la inseguridad ha ocultado las falencias profundas de dirección del aparato estatal, dejando en primer plano a un presidente caudillo como único protagonista. Pero ese discurso, de un lado ha estado alimentado por lo errático de la sociedad en las propuestas de solución de un conflicto real existente –tanto armado como social-, pero también alimentado por los ideólogos del gobierno como el asesor presidencial José Obdulio Gaviria, que en público afirma a los colombianos jóvenes que: “este conflicto no es de ellos, ya que ese es solo el último rezago de la guerra fría, la que termino antes de que ellos nacieran”. Cautelosamente éste se olvida de la reproducción de la fragilidad social en que se vive ahora en el país, esa producto de los últimos 20 años de una globalización desigual para la mayoría, incluidos esos jóvenes que están por salir a engrosar las actuales fuerzas laborales pauperrimisadas. Las cifras no mienten y menos la realidad.
Ese ha sido el escenario de los últimos 10 meses en el país. Los argumentos esgrimidos dejaron oír de todo. Muchas cosas alarmantes fueron opacadas por los tambores de desastre lanzados enérgicamente al viento. Ahora los afanes despertados por extraños atentados o anuncios de esos; el "descubrimiento oportuno de armas de destrucción masiva” a pocas calles de la sede de gobierno; en unos días la guerra de guerrillas de los afiches y “carteles” de cuanto candidato se imagine el lector, no dará espacio para lo importante. Temas como un muy cuestionable tratado de libre comercio con USA; la concentración de poderes de nominación en las cortes y el banco central por parte de un presidente reelecto; el rol que el país debería estar jugando en la integración económica y política con América del Sur; el desmonte, justicia, paz y la angustiosa ausencia de verdad y de arrepentimiento ante la sociedad de los paramilitares incorporados a la vida civil; la muy frágil relación en un vecindario en que Colombia se ha tornado en un “hermano indeseable”; una progresiva degradación ambiental, esa derivada en los cultivos ilícitos, la intensa fumigación contra esos, el aumento de la llamada frontera agrícola originada en tanto pobre haciendo algo por vivir, –a la que en pocos días habrá que sumar los efectos la asombrosa sequía del amazonas que ahora ocurre -; y que decir de la creciente población desplazada y la apropiación burda y mezquina de sus tierras?, esos entre muchos otros. En fin un gobierno mirando hacia otro lado para no ver que lo insoluto de tanto tema es un reproductor de la inagotable violencia del país.
Ha sido un país en el que ideólogos gubernamentales como el antes mencionado J. O. Gaviria al que se suma entre otros Rafael Nieto Loaiza, se ocuparon de señalar como enemigos del presidente a todos los opositores de la reelección presidencial, definiendo enemigo de manera tan genérica que sumaron mucho a la fragmentación social del país a la vez que trivializaron en grado sumo la política –de paso dejando a un presidente frente a muchos enemigos, de lejos inconveniente en términos de gobernabilidad para cualquier país-. De otro lado los opositores confundieron la reforma constitucional con las aspiraciones y búsqueda de una nueva oportunidad electoral del actual presidente, no viendo que si no es él candidato a la reelección, seria posible que todos esos intereses que él representa, encontrasen un candidato más inteligente y capaz, que lograse llevar al país al lugar de desesperanza, escepticismo y fragilidad que colombiano alguno haya soñado. Sí, candidatos los hay! Como dirían los viejos, mejor malo conocido que bueno por conocer. No es conformismo, es el llamado al ejercicio de la política real, sea quien fuere el que lograse conquistar las aspiraciones de señalar el inmediato rumbo del país, renunciar a participar inteligentemente en esa selección, así como en construir ese rumbo es de una ingenuidad suma, propia de siervos de las épocas feudales. Colombia, es más que una finca grande.
Lambayeque, 22 de Octubre 2005
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