jueves, 14 de junio de 2007

Dos campesinos

Colombia ha superado toda definición de encrucijada, hoy la mejor descripción es “inagotable foso profundo”. La guerra que vivimos los colombianos (y la que ven los extranjeros en los artículos de prensa, única evidencia de existencia de este país en el mundo), tiene origen en muchas causas. La invitación es para que miremos a estos dos colombianos.

Estos dos señores, por demás bien varones –quizás machos como los definen el cancionero mexicano-, están unidos íntimamente a la tierra. Ellos cuidan sus vaquitas, uno de ellos incluso perdió desafortunadamente hace algunos años cerdos y gallinas. Debido a la agreste canícula y el rudo clima, uno utiliza sombrero aguadeño, al otro nos acostumbramos a verlo con una gorrita de tela, uno usa habitualmente un poncho de hilo para tierra caliente, el segundo su inseparable toalla. Si, hablo de Álvaro Uribe Vélez y de Manuel Marulanda Vélez. Los dos tienen remoquetes, pero aquí los olvidaremos, no queremos una guerra campal entre las palabras.

Los dos llevan consigo duelos insolutos que los enceguecen frente uno al otro. Son adversarios. Los dos son obstinadamente obtusos, rudos con las palabras, máxime si se han de definir entre sí. Los dos son comandantes en jefe de sendos ejércitos. Uribe en virtud de ser el presidente es el comandante constitucional de las fuerzas armadas de la Republica de Colombia, y Marulanda comanda la guerrilla FARC, la que ha sobrevivido por más de 40 años sin que el ejército nacional, en una guerra de baja intensidad, la derrote. Los dos son herederos de la cultura del “gran Antioquia”, en la cual una de sus características es el de “ser cañero” (una especie de riesgo y apuesta en el discurso para con la exageración ganarle al contrario). Las similitudes son muchas más. Estos dos campesinos, en esta etapa de la historia del país, son expresión de la triste historia vivida día a día, expresión que irremediablemente marcara el nebuloso futuro de los colombianos.

Durante las conversaciones de paz del expresidente Pastrana (1999) con las FARC, según el testimonio de un viceministro de la época, los negociadores de la guerrilla demostraban mucha disposición de aprender para luego poder discutir sobre planificación con los tecnócratas negociadores. “Era la primera vez que ellos (los guerrilleros) veían una imagen satelital del territorio” de alguno de los municipios de la zona de distensión; hasta aquí el testimonio. De la lectura anterior se deduce que frente al Estado negociador había campesinos armados, muchos de los cuales no habían salido del monte (léase no mayores grados de ilustración) y con los cuales el Estado hablaba para posteriormente negociar la paz. La asimetría entre habladores era abismal, y la paciencia fue muy poca. Actitudes reales de ambas partes alimentaron más armamento y más guerra. Impaciencia y guerra fue el llamado al que respondieron con votos los colombianos. La propaganda bélica gano, y así electo Uribe. El país en medio del embrujo se dispuso a anclarse en sus respectivos feudos. En tanto, el mundo gira y cambia vertiginosamente.

La guerra en Colombia es por la propiedad de tierra. La tierra como sinónimo de poder. La tierra como factor económico y depositaria de valor, la tierra como generadora de riqueza, y seguramente -en menor medida- la tierra como opción valida de vida. Cualquier salida de los actuales funcionarios para afirmar que la guerra es contra el terrorismo cae en saco roto. ¿Como explicar la escalofriante concentración de tierras en el país y ese ejercito de desposeídos que han sido desplazados de las tierras que eran su opción de vida?, ¿O como explicar esos grandes proyectos agrícolas (de materias primas para biocombustibles, que no de alimentos) que son el trasfondo oculto del TLC?, quizás de insistir en la argumentación ese hipotético funcionario, habrá que responderle exponiendo las relaciones feudales existentes en el campo colombiano; de dudarlo miren las relaciones de servidumbre entre finquero y el campesinado a lo largo de la región cultural del caribe. Esa visión de tierra es el nudo que ha anclado el país a su suerte.

Para la que no hubo encuesta, en Colombia se asumió ser un lugar en el cual se surtirse de materia prima el mercado mundial, eso incluye los colombianos como mano de obra. En un mundo en el que la tierra hace centurias ya no es el eje del valor, Colombia insiste. Las inteligencias, los descubrimientos, la informática, y las invenciones humanas son el lugar que el desarrollo ha dispuesto para el valor en el mundo actual; se es más desarrollado cuando las referencias de valoración están en el hombre. El feudalismo y las ideas fisiócratas ya han sido superadas, pero aquí en una extraña especie de sincretismo sobreviven.

Nada muestra que estos dos campesinos, con todo lo que representan desde polos ideológicos totalmente opuestos, dejen fluir a Colombia a una etapa diferente de su historia, y por la inercia e indiferencia demostrada por la sociedad colombiana, se presagia la ausencia de fuerza para avocar mejor futuro.

Alejandro Vakéen

* campesino es una palabra que para el autor inspira mucho respeto, de hecho él fue alguna vez campesino, su uso aquí podría hacerse extensivo a finquero, hacendado y quizás patrón.

Se aprende???

Estimados colegas, este el vídeo prometido.

Alejandro

miércoles, 23 de mayo de 2007

Cloacas Colombinas

Lo atropellado de los acontecimientos, hace palidecer el editorial “Cloacas Colombinas” del PAIS.es. El viejo López Michelsen afirmo alguna vez que en Colombia todo es urgente, que no sucede nada importante; y los acontecimientos se esfuerzan por darle la razón. Acépteme la siguiente historia -recogida de la prensa en el día a día-, una hipótesis y una pregunta.

LA HISTORIA: -la que ha contado la prensa-: Restrepo, el comisionado de paz, dijo meses atrás que el país no aguantaría la verdad; ¿de cual verdad estaría hablando?, óbviemelo. Marcuso ha estado negociando con USA, y también, semanas atrás fue sometido al polígrafo por el FBI. Él también se destapo, con una periodista de origen austriaco –la que se cuido entrando a la cárcel como visita conyugal para otro retenido-, contando por anticipado lo que la semana anterior dijo a los fiscales en versión libre. Conclusión: es cuidadoso -digamos estratega- y constituye sus seguros, sí seguros de vida. Dijo "muchas cosas novedosas". Marcuso, el estratega, no menciono para nada a su vecino de finca, Álvaro Uribe; pero si dijo cosas que dejan realmente desnudos a sus protagonistas: Los Santos. Uno el experto en banderitas por la paz que ahora aparece negociando un nuevo frente paramilitar; y el otro experto en buen gobierno y "falsos positivos" que aparece complotado para "tumbar" un presidente. Marcuso, o su lugarteniente delinquen desde la prisión, evidencia lograda por la puja de poderes al interior de la PoliNal que le costo el paso a retiro a 11 generales. Hace algunos meses la “contundente” advertencia presidencial señalo extradición para que jefe paramilitar que siguiera en el narcotráfico. Según la evidencia, pareciera que se configura para Marcuso la ejecución de tal advertencia. Dado el terreno excepcional que resulta USA para la Corte Penal Internacional, Marcuso, el estratega, se pondría a salvo de ser sentenciado en esa Corte por delitos de lesa humanidad.

De otro lado Uribe, por los afanes del TLC propiciados por el terremoto político en USA, aparece en Washington en apresurada, muy apresurada, conferencia con la presidente del Senado estadounidense, en la que realmente es ella quien impone el ritmo, y a Uribe le queda como única tarea nombres, condenas y no más investigaciones exhaustivas. En resumen el ejercicio de justicia a la Americana. La semana avanzo y termino con la afortunada aparición de uno de los policías secuestrados por las FARC, el hecho fue un bálsamo y respiro para el gobierno, él cual hizo evidente su acorralamiento en un discurso presidencial televisivo desconectado e inoportuno.

LA HIPOTESIS: Uribe ya es incomodo para Washington en esta área geopolítica, actualmente muy compleja, a lo que se suma el cada vez más complicado y comprometido en asuntos relacionados con paramilitares del entorno presidencial. Washington ha dejaron a su aliado Uribe "colgado de la brocha" en los asuntos del TLC, y prometen más y más complicaciones. Las verdades que se irán conociendo complicaran más el entorno presidencial, hasta casi asfixiar. Dejando como "única salida digna" la exigencia de Uribe al Senado de la República del aceptar su renuncia, más no su investigación por parte de la Cámara y menos un juicio. Vendrán elecciones y surgirá un nuevo aliado para Washington, fiable para los demócratas, y que sea más interlocutor con la región de gobiernos de "izquierda". Así, quizás estemos aportas de que suceda realmente algo serio en Colombia.

LA PREGUNTA: ¿Este diario, El País, o su propietario, mantendrá la propuesta de compra, que ha informado la prensa colombiana, realizada por el periódico El Tiempo, propiedad entre otros de los Santos del embrollo anteriormente narrado?. De ser afirmativo, ¿las directrices empresariales serán de alianza incuestionable con el gobernante cuestionado?

Alejandro Vakéen.

19 de mayo 2007