miércoles, 26 de mayo de 2010

Luz? al final del túnel


Descartados. Pardo, por la respuesta a la pregunta. Noemí por escabullirse a las responsabilidades políticas, la corrupción en su Cancillería en los exámenes de ingreso a la Academia San Carlos, y la mordaza a los medios en la “toma al Palacio de Justicia”, nada más que decir. Petro, victima de los lamentables resultados administrativo que cunde en las toldas que vimos nacer. Araujo, sé de la certeza que seria él, desarrollaría la constitución, más derechos y deberes (de esos que tanto faltan), pero no figura en las múltiples conversaciones de la gente, no hay votantes.

Así las cosas, queda Santos y Mocus. Santos, en los años 80’s era el representante de Colombia en la Organización Internacional del Café -OIC-, de tanto en tanto lo veíamos en la sala de redacción del periódico El Tiempo, donde no era apreciado. Santos como representante en la OIC, y apoyado a través de los micrófonos en Colombia por parte de Fernando Londoño, prometieron a los cafeteros que todos los tiempos por venir serian mejores sin pacto cafetero. En esa cruzada les acompaño el que Serpa bautizo como el vampiro, el señor Mail Frechette, en ese entonces representante de USA en la OIC. Solo recordar que los cafeteros tenían flota mercante, línea aérea, banco y más ahorros, me pone la piel de gallina. El libre mercado los evaporo, y las vacas gordas nunca aparecieron. Ellos nunca rindieron cuentas de sus responsabilidades por impulsar el modelo económico que dejo muchos empobrecidos. Como prefiero recordar a Santos en cruzadas menos vergonzosos. Recuerdo que se le recomendaba que se “quitara” la barba que uso hasta mediados de los años 90 “porque con ella no inspiraba ni reflejaba confianza”. A mí de manera creciente me inspira enorme desconfianza.

Mocus, de él no se mucho. Que no tiene rabo de paja eso es una certeza. Que con él el péndulo seguirá a la derecha, lo asegura su afecto por el orden sobre la libertad. Que puede enseñar a no gritar para no asustar, lo vi el domingo anterior. Que rompe con la línea de los predestinados, caudillos y mesías, también el domingo me ha quedado claro. Que de cambios en el modelo económico no quiere saber, en tiempos de crisis globales me parece de supremo riesgo. Después de él quedara instalada una institucionalidad, alo menos eso ya es ganancia en el triste escenario que es Colombia actualmente.

Pareciera que mi voto en esta oportunidad es de ninguna utilidad.

Alejandro Vakèen.